Cadenas sobre el Río Paraná |
Desde hacía varios años, los
conflictos diplomáticos entre Francia, Inglaterra y Buenos Aires estaban a la
orden del día. En particular, varias reclamaciones de los europeos –y hasta
algún ataque naval- habían sido activadas por decretos que imponían el servicio
obligatorio a los extranjeros en las milicias, en caso de peligro inminente. El
primer gran conflicto contra Francia ocurrió en 1838, llegando una escuadra
francesa a bloquear, en marzo, el puerto de Buenos Aires y todo el litoral del
Río de la Plata
y, en octubre, a ocupar la
Isla Martín García. Entonces, luego de consultar a las
provincias y a la Sala
de Representantes bonaerense, al gobernador Juan Manuel de Rosas le fue
permitido exigir reparaciones por los agravios y daños causados por el bloqueo,
en defensa de la dignidad, soberanía e independencia de las provincias. Todos
estos enfrentamientos –a los que se sumaba la guerra de Buenos Aires contra
Montevideo y Corrientes- estaban teñidos por la guerra civil entre unitarios y
rosistas.
En octubre de 1840, las
negociaciones llegaban a buen puerto con la firma de una convención entre la
nación europea y el gobierno de Rosas, pero se mantenía la guerra con el
Uruguay de Fructuoso Rivera. Esta situación hacía inestable cualquier tregua y,
en efecto, luego de fracasar varias mediaciones, estando nuevamente
involucradas las fuerzas francesas, inglesas y ahora también italianas y
brasileñas, se desató el gran conflicto.
Con las negociaciones
estancadas y el ultimátum dado a Rosas para que pusiera fin a la guerra con
Uruguay y diera la libre navegación de los ríos, comenzó el bloqueo
anglo-francés y la posterior expedición por el río Paraná. Era noviembre de
1845. Rosas dispuso que se cortara el paso a las naves extranjeras y, dando
cumplimiento a la orden, el 20 de aquel mes, Lucio N. Mansilla preparó el
escenario.
La batalla tuvo lugar en la Vuelta de Obligado del Río
Paraná, entre las actuales ciudades bonaerenses de Ramallo y San Pedro. Al
intentar avanzar varios buques de guerra y mercantes europeos, las fuerzas
argentinas, que habían tendido gruesas cadenas a lo ancho del río, procedieron
al ataque. Aunque las bajas de las tropas nacionales fueron diez veces mayores
y los agresores lograron avanzar, fue vano su intento de vender las mercaderías
y recibieron nuevos embestidas río arriba. El saldo final fue frustrante para
los europeos. Los tratados de paz recién se alcanzarían en 1849 y 1850.
Aquella jornada, recordada
desde entonces como un acto de defensa de la integridad territorial, fue
declarada por Ley 20.770 de septiembre de 1974 Día de la Soberanía Nacional.
En noviembre de 2010, se la convirtió en feriado nacional.
Fuente: Arturo Capdevila,
San Martín, el pensamiento vivo, Buenos Aires, Losada, 1950.
“El sable que me ha
acompañado en toda la guerra de la independencia de la América del Sud, le será
entregado al general de la república argentina don Juan Manuel de Rosas, como
prueba de la satisfacción que como argentino he tenido, al ver la firmeza con que
ha sostenido el honor de la
República contra las injustas pretensiones de los extranjeros
que trataban de humillarla.”
José de San Martín
Fuente:
www.elhistoriador.com.ar
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