Básicamente existen tres sintomatologías cuando se deja de fumar.
Los síntomas físicos
(Trastornos físicos, ocasionados por la ausencia de
tóxicos y nicotina en el organismo)
La ausencia de nicotina en el organismo y su actividad en el cerebro y sistema nervioso, pueden ocasionar los síntomas de: irritabilidad, insomnio o somnolencia, incomodidad o estados depresivos, vacio, sensación de sentirse extraño, angustia, confusión mental. Por otro lado, al dejar de fumar, el organismo comienza una labor de limpieza de los venenos y tóxicos de los órganos, fundamentalmente digestivos y respiratorios, así como una labor de recuperación de los daños ocasionados por la brutal práctica de fumar. Esto puede ocasionar, tos y algunos trastornos gástricos y físicos leves. También debido al mayor ingreso de oxigeno es probable que se sientan algunos mareos, cefalalgias y algunos otros síntomas diversos.
Los síntomas físicos son leves y muchas personas solo sienten algunos o éstos son tan leves que no se dan cuenta de ninguno de ellos. Duran pocos días y no representan para el fumador ninguna dificultad. Algunos ex fumadores lo toman con alegría pues sienten que su organismo se está limpiando de todas las substancias nocivas del cigarrillo y además está reparando los daños que le ocasionó la brutal práctica de fumar. Y por otro lado, el volver a los estados naturales de relajación y bienestar, es en parte como volver a recuperar lo perdido, como volver a vivir de verdad y representa un reto agradable para la mayoría de los ex fumadores.
Los síntomas de la adicción
La ausencia de nicotina en el organismo y su actividad en el cerebro y sistema nervioso, pueden ocasionar los síntomas de: irritabilidad, insomnio o somnolencia, incomodidad o estados depresivos, vacio, sensación de sentirse extraño, angustia, confusión mental. Por otro lado, al dejar de fumar, el organismo comienza una labor de limpieza de los venenos y tóxicos de los órganos, fundamentalmente digestivos y respiratorios, así como una labor de recuperación de los daños ocasionados por la brutal práctica de fumar. Esto puede ocasionar, tos y algunos trastornos gástricos y físicos leves. También debido al mayor ingreso de oxigeno es probable que se sientan algunos mareos, cefalalgias y algunos otros síntomas diversos.
Los síntomas físicos son leves y muchas personas solo sienten algunos o éstos son tan leves que no se dan cuenta de ninguno de ellos. Duran pocos días y no representan para el fumador ninguna dificultad. Algunos ex fumadores lo toman con alegría pues sienten que su organismo se está limpiando de todas las substancias nocivas del cigarrillo y además está reparando los daños que le ocasionó la brutal práctica de fumar. Y por otro lado, el volver a los estados naturales de relajación y bienestar, es en parte como volver a recuperar lo perdido, como volver a vivir de verdad y representa un reto agradable para la mayoría de los ex fumadores.
Los síntomas de la adicción
(Sintomatología física y mental ocasionada por la
abstinencia de nicotina)
Ansiedad por fumar, más comúnmente llamado “Mono”. Sin duda es el mayor obstáculo que debe vencer quien desea dejar de fumar. Los síntomas de la adicción son los responsables del 100% de los fracasos al dejar de fumar. Es decir, los fumadores fuman por la adicción a la nicotina, y recaen por su causa. No existe ningún otro factor que impida a una persona dejar de fumar. Todos los fármacos y sistemas alternativos de ayuda médica (chicles de nicotina, parches, medicamentos, etc.) están destinados a amortiguar esta sensación.
Esta adicción puede ser más o menos fuerte según la cantidad de nicotina a que está habituado a ingerir diariamente cada fumador y el tiempo que lleva fumando.. No influye aquí el factor de cuántos cigarrillos se fuma una persona diariamente. Está comprobado que las personas que fuman cigarrillos de bajo contenido de nicotina o que fuman pocos cigarrillos al día, inhalan más profundamente, en mayor cantidad y más acabadamente los cigarrillos, que las personas que fuman mucho. Una persona que solo se fume cinco cigarrillos al día puede estar ingiriendo la misma cantidad de nicotina que uno que se fuma veinte.
La nicotina es considerada una droga de fuerte dependencia, tanto o más que la cocaína o la heroína, por lo que su ausencia en el organismo genera una gran ansiedad por fumar. Se manifiesta como un deseo intenso por fumar con algunas sensaciones físicas y orgánicas que pueden desesperar al ex fumador. Al mismo tiempo, existe una predisposición a pensar en el cigarrillo constantemente. Esta dependencia se manifiesta con ataques de duración e intensidad variables, por lo común desde segundos hasta unos dos minutos, que pueden ser más fuertes a ciertas horas del día. Se presentan muy frecuentemente los tres primeros días de abstinencia, con intervalos que pueden ser de10 a 30 o mas minutos. A
partir del cuarto o quinto día, los ataques de ansiedad por fumar se hacen más
espaciados pudiendo mantener su duración e intensidad o ser más leves y de
menor duración disminuyendo en los días siguientes.
Por fortuna la nicotina, si bien es una droga de adicción muy rápida y de alta dependencia, es también una droga cuyos síntomas de adicción no son muy perdurables en el tiempo y al cabo de un par de semanas, se elimina por completo, aun cuando las personas adictas, conservarán por muchos años o de por vida el “recuerdo” latente de la adicción en su registro orgánico. Esto podría compararse al registro que dejan algunas enfermedades infecciosas en el organismo. Vencida la enfermedad, el cuerpo conserva un registro de ella para enfrentarla a futuro con mayor eficacia y capacidad de reacción. Esto es lo que se denomina inmunidad. Lo mismo ocurre con la adicción a la nicotina. Esta es eliminada del organismo pero queda un registro latente de ella. Esto explica porque personas que han dejado de fumar, pueden recaer en el vicio muchos años después, con solo fumarse un cigarrillo.
Ansiedad por fumar, más comúnmente llamado “Mono”. Sin duda es el mayor obstáculo que debe vencer quien desea dejar de fumar. Los síntomas de la adicción son los responsables del 100% de los fracasos al dejar de fumar. Es decir, los fumadores fuman por la adicción a la nicotina, y recaen por su causa. No existe ningún otro factor que impida a una persona dejar de fumar. Todos los fármacos y sistemas alternativos de ayuda médica (chicles de nicotina, parches, medicamentos, etc.) están destinados a amortiguar esta sensación.
Esta adicción puede ser más o menos fuerte según la cantidad de nicotina a que está habituado a ingerir diariamente cada fumador y el tiempo que lleva fumando.. No influye aquí el factor de cuántos cigarrillos se fuma una persona diariamente. Está comprobado que las personas que fuman cigarrillos de bajo contenido de nicotina o que fuman pocos cigarrillos al día, inhalan más profundamente, en mayor cantidad y más acabadamente los cigarrillos, que las personas que fuman mucho. Una persona que solo se fume cinco cigarrillos al día puede estar ingiriendo la misma cantidad de nicotina que uno que se fuma veinte.
La nicotina es considerada una droga de fuerte dependencia, tanto o más que la cocaína o la heroína, por lo que su ausencia en el organismo genera una gran ansiedad por fumar. Se manifiesta como un deseo intenso por fumar con algunas sensaciones físicas y orgánicas que pueden desesperar al ex fumador. Al mismo tiempo, existe una predisposición a pensar en el cigarrillo constantemente. Esta dependencia se manifiesta con ataques de duración e intensidad variables, por lo común desde segundos hasta unos dos minutos, que pueden ser más fuertes a ciertas horas del día. Se presentan muy frecuentemente los tres primeros días de abstinencia, con intervalos que pueden ser de
Por fortuna la nicotina, si bien es una droga de adicción muy rápida y de alta dependencia, es también una droga cuyos síntomas de adicción no son muy perdurables en el tiempo y al cabo de un par de semanas, se elimina por completo, aun cuando las personas adictas, conservarán por muchos años o de por vida el “recuerdo” latente de la adicción en su registro orgánico. Esto podría compararse al registro que dejan algunas enfermedades infecciosas en el organismo. Vencida la enfermedad, el cuerpo conserva un registro de ella para enfrentarla a futuro con mayor eficacia y capacidad de reacción. Esto es lo que se denomina inmunidad. Lo mismo ocurre con la adicción a la nicotina. Esta es eliminada del organismo pero queda un registro latente de ella. Esto explica porque personas que han dejado de fumar, pueden recaer en el vicio muchos años después, con solo fumarse un cigarrillo.
Los síntomas sicológicos
(Sintomatología consciente y subconsciente asociada
al hábito de fumar)
El fumador desarrolla a lo largo de su vida, todo un hábito
mental consciente de fumar para todo. Los fumadores fuman para todo, para
comer, para beber, para disfrutar de una película, para ir de paseo, para
presenciar un evento deportivo, juegos, descanso, etc. Simplemente porque la
ansiedad no los deja tranquilos y tienen que fumar para sentirse relajados y
cómodos. Esto genera con el tiempo un fuerte lazo entre el hábito de fumar y la
mente del fumador. Haciendo que el cigarrillo sea visto por este, como un
amigo, un aliado, un compañero de vida, y como un acto casi imprescindible para
vivir.
Otro tipo de adicción sicológica, es la subconsciente. El fumador está sometido al bombardeo constante de la publicidad que hacen las empresas tabacaleras relacionando el tabaco con deportes, acción, riesgo, aventura, fortuna, moda, etc. y para colmo hasta en el cine, televisión y medios escritos, aparecen múltiples escenas de personas que fuman en determinadas circunstancias. Todo lo cual queda grabado en el subconsciente del fumador, lo quiera o no, e inconscientemente relacionará dichas situaciones con fumar.
La adicción sicológica, es la dependencia mental al cigarrillo y es la que dispara el deseo de fumar en determinadas situaciones del la vida cotidiana. Cada cosa o situación, el fumador inconscientemente la relaciona con fumar, y cree que fumar le ayudará. Cuando la persona deja de fumar, se verá enfrentado diariamente a situaciones en las cuales normalmente fumaba. Al sentirse vacio, desgraciado, en un mundo extraño para él, sentirá inconscientemente o conscientemente el deseo de fumar. Si ésto lo unimos a la adicción física, se tendrán dos frentes de ataque bastantes fuertes. Por un lado la propia adicción física que se presentará constantemente como síntoma de abstinencia y por otro lado el factor psicológico que disparará constantemente dicha ansiedad ante cualquier circunstancia subconsciente o consciente de los hábitos cotidianos del fumador.
La adicción sicológica, según el tipo de persona y el grado de complemento que haya desarrollado en su vida de fumador con la práctica de fumar, puede también ser mucho más duradera en el tiempo, pudiendo permanecer por años en la mente de un exfumador, y ocurre que ante algún acontecimiento posterior subconsciente, puede “recrear” la adicción física, aun cuando de ésta ya no queden rastros físicos en el organismo y la persona puede sentir los mismos síntomas de abstinencia de los primeros días de que dejó de fumar.
Sin duda la adicción sicológica puede ser tanto o más responsable que la adicción física en los fracasos por dejar de fumar y es también la responsable directa de las recaídas mucho tiempo después de haber abandonado el tabaco. Y si ésta no es destruida, ocurrirá muy probablemente que ante alguna situación eventual futura, más o menos fuerte para el fumador, como tener alguna presión sicológica severa, alguna desgracia, o el simple hecho de encontrarse con alguna amistad con la cual fumaban en tertulias, la persona sentirá ganas de fumar creyendo que el cigarrillo le ayudará a sobrellevar o a hacer más placentera esa situación.
Otro tipo de adicción sicológica, es la subconsciente. El fumador está sometido al bombardeo constante de la publicidad que hacen las empresas tabacaleras relacionando el tabaco con deportes, acción, riesgo, aventura, fortuna, moda, etc. y para colmo hasta en el cine, televisión y medios escritos, aparecen múltiples escenas de personas que fuman en determinadas circunstancias. Todo lo cual queda grabado en el subconsciente del fumador, lo quiera o no, e inconscientemente relacionará dichas situaciones con fumar.
La adicción sicológica, es la dependencia mental al cigarrillo y es la que dispara el deseo de fumar en determinadas situaciones del la vida cotidiana. Cada cosa o situación, el fumador inconscientemente la relaciona con fumar, y cree que fumar le ayudará. Cuando la persona deja de fumar, se verá enfrentado diariamente a situaciones en las cuales normalmente fumaba. Al sentirse vacio, desgraciado, en un mundo extraño para él, sentirá inconscientemente o conscientemente el deseo de fumar. Si ésto lo unimos a la adicción física, se tendrán dos frentes de ataque bastantes fuertes. Por un lado la propia adicción física que se presentará constantemente como síntoma de abstinencia y por otro lado el factor psicológico que disparará constantemente dicha ansiedad ante cualquier circunstancia subconsciente o consciente de los hábitos cotidianos del fumador.
La adicción sicológica, según el tipo de persona y el grado de complemento que haya desarrollado en su vida de fumador con la práctica de fumar, puede también ser mucho más duradera en el tiempo, pudiendo permanecer por años en la mente de un exfumador, y ocurre que ante algún acontecimiento posterior subconsciente, puede “recrear” la adicción física, aun cuando de ésta ya no queden rastros físicos en el organismo y la persona puede sentir los mismos síntomas de abstinencia de los primeros días de que dejó de fumar.
Sin duda la adicción sicológica puede ser tanto o más responsable que la adicción física en los fracasos por dejar de fumar y es también la responsable directa de las recaídas mucho tiempo después de haber abandonado el tabaco. Y si ésta no es destruida, ocurrirá muy probablemente que ante alguna situación eventual futura, más o menos fuerte para el fumador, como tener alguna presión sicológica severa, alguna desgracia, o el simple hecho de encontrarse con alguna amistad con la cual fumaban en tertulias, la persona sentirá ganas de fumar creyendo que el cigarrillo le ayudará a sobrellevar o a hacer más placentera esa situación.
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