Si nos ponemos a visualizar bien una lluvia torrencial dentro de un bosque, veremos que las gotas se empezarán a sentir mucho después que la tormenta haya comenzado, y que no se sentirá una gran cantidad de agua, como si estuviésemos en campo abierto, ya que el agua discurre hacia el suelo y luego, cuando pasa la tormenta, forma barro o pantano.
Analizando de otra forma, en una ciudad común y corriente, no hay nada que reduzca la velocidad del agua, ni tampoco que la absorba, todo es cemento, por lo que el agua irá directo a los drenajes, y muchas veces los saturará.
Las ciudades no tienen la protección de los pastos, de la raíces, de los arbustos y de los árboles. Así es que desde hace varios años se están llevando a cabo iniciativas a fin de volver más verdes las ciudades, con más árboles en las veredas y la instalación de techos y paredes verdes.
Un grupo de investigadores de la Universidad Tecnológica de Virginia, en Estados Unidos, realizó una prueba de techos verdes para determinar la efectividad de varios sistemas a la hora de reducir las inclemencias de una lluvia torrencial, y lo lograron.
En este proyecto, los investigadores utilizaron plataformas cuadradas de unos dos metros y medio por lado que fueron instaladas en los edificios de la universidad. El proyecto apunta a realizar pruebas durante dos años, y en los cinco primeros meses ya han demostrado que pueden reducir las aguas lluvias y de esta forma aliviar los sistemas de drenaje de las ciudades, que a veces no pueden manejar tanta agua y terminan colapsando.
El estudio busca además ayudar a los arquitectos a predecir los beneficios de estos sistemas, a fin de promover un equilibrio saludable entre los drenajes de la naturaleza y los fabricados por el hombre.
Los techos verdes, muros vivos, y las plazas con vegetación abundante funcionan como esponjas, ya que absorben y filtran el agua, reduciendo la velocidad con la que llega al suelo. Además, el agua llegaría filtrada de la polución típica de una ciudad, evitando la contaminación de los ríos y arroyos.
Durante los cinco meses dentro de los cuales se hicieron las pruebas, cayeron 49 tormentas. Las plataformas con vegetación fueron las que más absorbieron, siendo las más profundas las que más retuvieron el agua.
Virginia Tech / www.placc.org
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