24 octubre 2012

Reparan aparatos, y el tejido social

Repair Cafe
Repair Café en acción

Un desempleado, un farmacéutico jubilado y un tapicero tomaron sus puestos, detrás de mesas con manteles a cuadros rojo y blanco. Sobre los manteles, desarmadores y máquinas de coser aguardaban, listas. Circulaba el café, el té y las galletas. Hilij Held, una vecina, entró con una maleta de ruedas con estampado de cebra y de ella sacó una plancha muy usada.

"Ya no funciona", dijo. "No echa vapor".

Held había llegado al lugar correcto. En el primer Repair Cafe (Café de Reparaciones) de Amsterdam, que se instala en un centro comunitario un par de veces al mes, la gente puede traer cualquier cosa que necesite ser reparada, sin costo alguno, por voluntarios a quienes simplemente les gusta arreglar cosas.

Concebido como una manera de ayudar a las personas a reducir el desperdicio, el concepto del Repair Cafe ha tenido éxito desde su debut hace dos años y medio. La Fundación Repair Cafe ha recaudado 525 mil dólares a través de una subvención del Gobierno holandés, del apoyo de fundaciones y de pequeños donativos, con lo que se paga el personal, la mercadotecnia e incluso un autobús Repair Cafe.
T rei nt a g r up os han fundado Repair Cafes en toda Holanda, donde los vecinos hacen equipo con sus habilidades y mano de obra durante unas cuantas horas al mes, para remendar ropa con agujeros y darles nueva vida a cafeteras y tostadores viejos.

"En Europa, tiramos tantas cosas", dijo Martine Postma, una ex periodista a quien se le ocurrió la idea después de que el nacimiento de su segundo hijo la llevó a pensar más en el medio ambiente. "Es una lástima, porque las cosas que tiramos por lo general no son inservibles. Cada vez hay más gente en el mundo, y no podemos seguir manejando las cosas como lo hacemos".

Inspirada por una exhibición de diseño sobre los beneficios económicos, culturales y creativos de reparar y reciclar, decidió que ayudar a la gente a arreglar cosas era una manera práctica de evitar el desperdicio innecesario.

"Las pláticas de sustentabilidad a menudo tienen que ver con ideales y de lo que podría ser", dijo Postma. "Después de cierto número de talleres sobre cómo cultivar tus propios champiñones, la gente se cansa. Esto es algo muy práctico y muy concreto. Se trata de hacer algo juntos, aquí y ahora".

La Fundación Repair Cafe provee información a los grupos interesados para ayudarlos a empezar, como listas de herramientas, consejos para recaudar dinero y materiales de mercadeo. Postma ha recibido peticiones de información de Francia, Bélgica, Alemania, Polonia, Ucrania, Sudáfrica y Australia.

"Creo que es una idea fabulosa", dijo Han van Kasteren, catedrático en la Universidad Tecnológica Eindhoven quien trabaja en problemáticas de residuos. "El aspecto social por sí solo es importante. Cuando juntas gente para hacer algo por el medio ambiente, creas consciencia. Y reparar una aspiradora es una buena sensación".

Para algunos, los beneficios sociales del proyecto son tan atractivos como su misión ecológica.

"Lo que es interesante para nosotros es que crea nuevos lugares para que las personas se conozcan, no sólo que vivan unos junto a otros como extraños", dijo Nina Tellegen, directora de la Fundación DOEN, que le otorgó al Repair Cafe un donativo de más de 260 mil dólares como parte de su programa de "cohesión social", iniciado a raíz de los asesinatos del político Pim Fortuyn, en el 2002, y del cineasta Theo van Gogh, en el 2004. "El que esté ligado a la sustentabilidad lo vuelve incluso más interesante".

En el Repair Cafe, Theo van den Akker, un contador de día, había tomado el caso de la plancha sin vapor. Le quitó el armazón de plástico, con lo que expuso una maraña de alambres multicolores.

Cuando Van den Akker armó de nuevo la plancha, sobraron dos piezas. No importa, dijo, probablemente no eran muy importantes. Conectó el cable al tomacorriente y la luz verde se encendió. Salió agua oxidada. Finalmente, empezó a echar vapor.

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